Mazariegos logra reflejar en las voces de la naturaleza, los gritos de aquellos hombres que viven en la desesperanza, en el sufrimiento y en el vacío. Las narraciones poéticas de este autor recogen la voz de dolor de aquel ser indefenso que se obliga a morir antes de nacer, la voz del anciano que sufre al abandono y la soledad, o el lamento callado de aquel que está cansado de caminar. La imagen de un pequeño renacuajo que se ahoga en medio de las aguas de un río indolente logra transmitirnos el grito desesperado de ese pequeño que quiere nacer, pero a quien le es negada la vida: “Aguas que sois vida de mi vida devolvedme el ser”; en la voz apagada del viejo sauce reconocemos la soledad de los desprotegidos; la voz del río que pide perdón nos recuerda nuestra capacidad de cambiar. Palabras cargadas de poesía nos avisan que este mundo puede ser mejor.
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